lunes, 2 de septiembre de 2019

Agesandro, Polidoro y Atenodoro - Laocoonte y sus hijos (50 D.C)

Hace rato quería comentar una de las grandes odas esculturales del período helenístico de la antigualla Grecia Clasicista Nos remontamos prácticamente al Siglo II d.c, localizada originalmente, según Plinio, En el Palacio Del emperador Tito una de los bustos más trabajados de la estatuaria clásica griega. Hablamos del Grupo de escultura de Laaoconte y sus Hijos, considerada por el propio Miguel Ángel, una de las influencias decisivas en su posteriores trabajos, marcando en este un estilo anatómico imprescindible, tanto para el polímata italiano así como todo el arte renacentista venidero.



La obra en cuestión, pese a tener casi 2,000 años de antiguedad, fue esculpida en un enorme bloque de mármol blanco, boceteando una de las figuras más dramaticas de las fatídicas guerras troyanas, así, pues, homenajeando al Famoso e idílico sacerdote Troyano Laoconte. La opus magnum fue tallada, aparentemente por tres autores casi desconocidos en su época, Agesandro, Polídoro y Atenodoro; sin embargo, el precedente artístico sin dudarlo es una invaluable pieza magistral de la escultura. Quizás pudiendo decir que todo aquel incipiente advenedizo que se preste de manejar oficios de la estatuaria moderna tendrá que echar no uno o dos, sino incontables vistazos a este monumentón en cuestión.

El descubrimiento de la pieza fue encontrada el 14 de enero de 1506, en la colina del Esquilino (Roma) una serie de escultores enviados por el Papa Julio II, y así también el iconoclasta Miguel ángel, con su hijo, fueron al desentierro de la pieza escultórica; ambos quedaron maravillados, el escultor emisario ofreció la cantidad de 600 ducados por la pieza, y luego fue trasladada al Museo Pio Clementino, una serie de museo del vaticano. Obviamente que ni la iglesia ni el vaticano podían perderse de esta obra de arte así como si nada.



 La temática de la escultura es de caracter mitológico, y representa a Laoconte y sus dos hijos atacados por dos serpientes (Porces y Caribea, en otras traducciones también se encuentran con el nombre de Curisia y Peribea) que fueron enviadas por Atenea, Protectora del pueblo Griego. El castigo devino por el atrevimiento de Laoconte de vaticinar que el Caballo que entraría a Troya enviado por Ulises, era un peligro inminente para todos los troyanos. Asi pues, Laoconte atacó presuroso, con sus flechas el caballo de madera que se erigía a sus 11 metros de las fortalezas troyanas. Las serpientes fueron enviadas por irrespetar fachoso símbolo sacro. Así, la escultura, también nos deja ver, pese a que falta unas extremidades, perdidas por el tiempo y redescubiertas en 1905, la composición esta formada con dos personajes más: los hijos de Laocontes, los cuales también se ven envueltos por el agravioso ataque de las serpientes marinas.

La técnica de este trabajo es digno de los más grandes jamás antes hecho, la anatomía diagonal y el dramatismo plasmado en la escena estatuaria es de un rigor incalculable. Las facciones de los personajes recrean una tensión atípica, captando los musculos contraídos de las cerviz, la sién y movimientos de las extremidades, aupadas de un realismo cruento y fehaciente. Creo que ya sea si los autores son desconocidos o no, la obra es una composición de lo más sublime, un trabajo sin estelas, sin comparaciones algunas. Una obra que a todo aquel que se precie de admirar la escultura sabrá deglutinar con la mayor relajación posible.

La historia y su mitología le aportan ese toque especial, agradable de toda buena tragedia griega: llena de convulso dramatismo apasionado.



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