martes, 15 de octubre de 2019

Jules Verne - Le phare du bout du monde (1905)

La valía y honor que tiene uno a la hora de hablar, no de manera ablandada, de unos de los escritores que, por antonomasia, ya es un referente literario de peso histórico como ninguno, no es una cosa sencilla ni que deba tomarse con premura y ligereza o vulgar redacción proselitista. Hablar, pues, de una de las novelas de julio verne, es, quizás, una osadía que debe ser tratada con suma admiración y respeto. Este escritor francés de mediados del siglo XIX no tiene carta de presentación para ninguno que guste un tanto la literatura en general. Sólo mencionar el hito multicultural que supuso 'Viaje al centro de la tierra' (1864), 'La vuelta al mundo en 80 días' (1972) y 'Veintemil leguas de viaje submarino' (1869), y sabemos que estamos hablando de uno de los padres de la literatura de ciencia ficción, con el respete que Orwell, Asimov y Huxley se merecen en su debido espacio y temporalidad.

Lo curioso es analizar un poco la vida de Julio Verne, ya que, para entender su atemperado carácter, que, con el tiempo justo e injusto de sus medidas se encargó de amargar, muy perculiar entrado sus últimas jornadas en esta inclemente vida lo hizo ir moldeando poco a poco; cosa que se vio reflejada en su pluma. Sufrió con varios contratiempos, la incomprensión mutua y eterna entre su hijo, la incomodidad con su esposa, y el ataque que le hizo su sobrino con un arma de fuego en su pierna (Después paró en un manicomio) Esto nos deja entrever que tuvo etapas fulminantes, otras más inventivas y un desceso, sin quitarle ningún mérito, sombrío.

Tenemos por un lado la primera etapa de Jules, y es cuando este empezó escribiendo cuentos extraordinarios, de los cuales ya hice mención de 2 de sus mejores (Excluyendo la vuelta al mundo en 80 días, claro), y se granjeó dentro de su collado grupo de escritores franceses de vanguardia, una reputación inigualable; gran cultivador de la inventiva literaria, de los maravillosos mundos que se ocultan detras de sus páginas, de la borrascada relatista prosa que cargó. La segunda etapa es el cenit de su madurez, aquí hace el que s considerado por mucho el mejor libro de verne. Y, sí, hablo de Vuelta al mundo en 80 días, con aquel característico señorío de Mister Fogg y su leal ayudante Passepartout, y sin olvidar a la bella Aouda, la dulcama y camelia del Señor Fox; sin dejar al lado al Inspector Fix (Grande entre los grandes con sus pesquisas)

La tercera y última etapa es la que ocupa este libro, que traducido al castellano es El faro del fin del mundo. Cabe mencionar que fue la única novela en la cual se hizo una edición de parte de su hijo Michel Verne, y salió su póstuma edición, que terminó siendo la oficial de 1905, pues Hetzel, su editor, tenía derechos sobre esta obra. Esto no quiere decir que estamos leyendo un "feat" de Julio y Michel; simplemente unas pequeñas frases fueron edulcoradas. Recordemos que estamos hablando de la etapa más claustra de Verne, en la cual ya tenía diabetes, secuelas del parálisis facial, y cojeaba a consecuencia del altercado con su sobrino. Es decir, que para reducir un poco el pesimismo, se eludieron una que otra expresión; tanto así como si de un viejo cascarrabias se tratase. En fin.

El faro del fin del mundo, su línea temporal tiene lugar a finales del siglo XIX y en realidad no es una invención de Verne, este sitio esta ubicado en el Noreste de la Isla de los Estados, provincia de la Tierra de Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Más específico: En patagonia, al Sur de Argentina. Es el más antiguo en Argentina y el primero en ser construido en aguas Australes, y el nombre, que es también conocido por allá, es el faro de San Juan de Salvamento.

En el relato de julio Verne existen tres personajes que serán los Torreros oficiales del faro del fin del mundo, estos llegan en El aviso de Santa Fe, buque a vapor, a relevar a los antiguos torreros. Todo esto es exhortado por el primer capitán del Santa Fe, Lafayette. Nuestros tres torreros se hallarán con un grupo de raqueros piratas que serán culpables de muchos crímenes. Para no contar Spoilers, hasta ahí dejaré la trama. Pero existen puntos más allá que serán analizados.

El primer punto, es que la obra es de la primera de julio verne en que la acción tiene propósito en un solo lugar, en la Isla Elgor, donde ocurre la trama y la exposición, hilos y acciones en construcción. Es decir, que es el único escenario plasmado, más allá de la mención de cuevas, caletas, buques, torres; el escenario, el bloque terráqueo está en la isla como tal. Ya con esto, julio verne nos ahoga en una trama psicológica, que pueda representar el ocaso de su vida pero la inerte esperanza, como en sus torreros, que se oculta detrás de bambalinas está ahi siempre presente. Es pues eso un conglomerado de impedimentos de trascendencia en la acción, ya que sí, es cierto, la historia cuenta con el clásico arquetipo de buenos y malos, pero existe una entidad que define la suerte de cada bando, y es el tiempo y el coloso y, a la vez, atronador mar. El mar, representa el impedimento circunstancial de los sucesos y complicaciones que cada personaje hiende en su papel. El mar, es el que decide quien vive o muere, una gran analogía al sorteo de los infortunio que propicia la vida.

El segundo punto, es la desesperanza. Como lo dije en un principio, esta novela es oscura pero atrapante; recordemos, pues, que para efectos de la creación innagotable de verne, esto supondría un escape, un alivio momentáneo a su intempestiva vida. Y la desesperanza se retrata en los personajes, nuestro valientes torreros, buscando manera de cazar, de cuidar que ningún barco, goleta o embarcación se estrelle con el demoledor arrecife que pulula en la bahía; o la templanza a esperar el nuevo relevo que se hace cada tres meses. Por lo tanto, el espectro emocional de los personajes nos llenan de aflicción, pues no están solos en un parque o en una estado lejos de su ciudad natal; están en el faro del fin del mundo.... el lugar, para ese entonces más inhóspito que alguien se pudiera imaginar.

Novela de acción, misterio, y con tintes psicológicos. Tiene escenarios inolvidables, partes que harán que te atrape por completo, una de esas es, sin spoilear, cuando Vázquéz, el jefe de los torreros se le ocurren ideas de asaz valentía como explotar una goleta perteneciente a los piratas (Cabe resaltar que estar parte Michel Verne fue su creador.. será que también heredó el don de su padre) la novela, es atípica a lo que julio verne hizo, aunque merecedora de su estilo detallista, prosa clara y limpia; excelente usos de los tiempo anterógrados y retrógrados, y sobre todo, realza la cuantía de este libro con el extenso vocabulario buquero, navío y marineo. Lo dicho, un pequeño pero humilde homenaje a uno de los escritores que influyó en mis ganas de leer. Gracias, Julio por todos esos buenos ratos.


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