viernes, 11 de octubre de 2019

Rob Becker - Defending the Caveman (1991)

Me decidí a ir a ver una obra de teatro, y está claro que era una de las cosas que me quedaba pendiente para subir al blog, sin embargo, después de largas listas en la acomodaticia penumbra de los pendientes para reseñar, me decanté por ir a ver una obra sin ningún renombre. Entiéndase una cosa, no lo hice por querer hablar de cosas sacras del underground o por querer mostrar las rarezas de las rarezas sino más bien para experimentar más la carnalidad de la experiencia a la hora de reseñar. Es decir, no hay nada como pagar tu entrada, sentarte a la espera sin saber nada de lo que verás, y de repente sale algo que te gusta y te conmueve reseñarlo. Pues sí, esa era la idea. Acabo de ver la obra de teatro, originalmente estrenada en San Francisco en 1991 por Rob Becker; este hizo con El cavernícola (puede considerar la traducción más popular) un Stand-up Comedy en monólogo de hora y fracción.

Para empezar, yo no sabía a lo que me atenía, ni siquiera tenía un folleto para saber de que iba o cuáles eran los temas a tratar. A la hora de llegar al Teatro, la sala, pequeña, estaba llena, y cuando comenzó se me hizo algo intrigante. Para entrar en materia, El cavernícola habla sobre las diferencias culturales, sociales y costumbristas (como un estudio sociológico) entre hombre y mujeres. Menciona elementos a destacar. Hay temas centrales muy interesantes: Las disputas entre mujeres y hombres, en las cuales el constructo social muestra a los hombres como desprolijos, descuidados y hasta animalescos. Este primer punto es la entrada fásica del primer conflicto develado de la puesta en escena. Se utiliza una técnica de alumbramiento según los estados anímicos del monólogo: si la sentencia es de parte de las mujeres, se aviva; si la sentencia es de parte de los hombres, se apaga. Esto crea un lenguaje muy sencillo a la hora de captar las ideas o la semántica del discurso; pues no hay ninguna confusión de quién está hablando, ya sea hombre o mujer, pues (aparte de la tonalidad mimetizada) nos da ese patrón dual.

Hay, por si no fuera poco, un estudio pormenorizado sobre la prehistoria del ser humano, es, creo yo, para entender el punto entre las costumbres perdurables y aceptables entre sexos. El primero punto es que el hombre se considera un 'Negociador', ya que en diferentes situaciones éste negocia sobre las actividades que realiza con más hombres, un ejemplo de esto es cuando se menciona que un grupo de hombres a la hora de comer unos nachos y tomar cervezas siempre van a decir en que aportaron para no hacer una posterior tarea, y así se eximen de toda actividad que deban hacer; en cambio las mujer son 'Cooperadoras' ellas, en la misma situación antes planteada, harán todo lo contrario que los hombres: irán todas juntas a traer más nachos y prepararán más alimentos.

Se ha hablado sobre la apolegética postura ante el raciocinio de la conducta de las mujeres, y pues se destacan características intelectuales que favorecen la recolección de datos, el almacenamiento histórico-evolutivo le da una sondeo mucho más profundo que su sexo opuesto. Y quizás hace bien Becker en describir esta ventaja, pues está siendo científico; claro, lo embadurna con un toque de humor inteligente. Hace reír bastante, pues no llega a ser una comedia desproporcionada y vulgar.

Otro conflicto que se presenta es que la naturaleza humana ha dejado llevar a ambos sexos al prejuicio uno del otro: las mujeres, emocionales; los hombres, rudos. Y si este aforismo existe, pues es parte de una gran generalidad, ya que medianamente es cierto. y aún así sigue siendo hilarante. Es normal que mucha gente se enojara con este tipo de cosas. A mí la verdad me parece que retrata bien las relaciones humanas, pese a que no todos pueden encajar en el prototipo que señala Becker, sí la gran mayoría no deja de estar en las elaboradas descripciones de la obra acerca de su conducta.

Otro tema importante, es el abordaje de las pláticas entre cada uno: Por un lado, los sentimientos salen de la manera espontánea para las mujeres. No se podría decir lo mismo para los hombres. El actor hace muchas referencias ante estas situaciones: como las excusas: las mujeres se pueden elogiar sin temor a ser juzgadas, en cambio los hombres conviven con un latente sentimiento de hosquedad. Las situaciones para ambos tienen altibajos, pero la reflexión es la siguiente: El hombre y la mujer no son seres distintos para ser evaluados con críterios de buenos o malos, sino que todos tienen una evolución muy distinta, un cerebro distitno, una manera, que ha sido alimentada por la biología a través de los años: una función procedimental de la memoria, una función abstracta de las situaciones y sentimientos; sin embargo, ambos necesitamos de unos y otros.

Una trama muy ligera pero interesante. Amena y desopilante. La actuación de Fernando Rodriguez me pareció un poco sobreactuada, forzando un poco la comedia con su tono de voz, perdió un poquito de originalidad a la hora de contar y comparar sus chistes; sin embargo, no pecó de ser malo.

La escenografía muy escueta, se quedó algo corta, fue más bien imprecisa. Aunque la técnica que se utilizó de colocar un video en pantalla grande dio frecura y entretenimiento. El precio del boleto, muy asequible y por lo tanto no hay que exigir otra cosa: con 5 dólares se pasa un buen rato de jolgorio. Lo dicho: un viernes por la noche, una divertida obra teatra, uno o dos vasos de whisky, un poco de Kate Smith, medianoche..... viernes relajado, entretenido.



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